La leche materna se puede almacenar un tiempo variable según la temperatura y las características del frigorífico-congelador. Conviene enfriarla rápidamente y congelarla lo antes posible.
Conservarla en envases destinados a uso alimentario, mejor cristal, que se deben limpiar previamente con agua caliente y jabón y dejar secar al aire. Puede utilizarse lavavajillas. No es necesaria la esterilización.
Descongelar pequeñas cantidades (las que se vayan a utilizar inmediatamente) pasándola al frigorífico o sumergiendo el recipiente en otro con agua caliente. No utilizar microondas ni calentar directamente.
La leche descongelada no se debe volver a congelar. No almacenar de nuevo la leche probada por el bebé.