Los niños pueden morder el pecho por diferentes razones (molestias de la dentición, dolor, descubrir qué pasa…). Se puede recurrir a distintos métodos para evitarlo, todos encaminados a hacerle entender que duele y que si sigue haciéndolo no podrá continuar alimentándose al pecho.
- Decir ¡No! de manera seca y clara (mensaje verbal)
- Poner cara muy seria mirándole a la cara (mensaje no verbal)
- Quitarle el pecho de la boca, pero seguir con el niño en brazos.
Después se le ofrecerá de nuevo el pecho, diciéndole “no me muerdas”. Puede ser necesario repetirlo unas cuantas veces, pero al final aprenderá la lección.