La nicotina pasa a la leche materna, puede provocar dificultades para conciliar el sueño y disminuir la producción de leche. Además, el humo inhalado por el bebé aumenta el riesgo de muerte súbita, infecciones respiratorias, asma y otitis.
Abandonar este hábitos es lo mejor para la salud de la madre y del hijo. Cuando el abandono resulta imposible, mantener la lactancia aporta ventajas que contrarrestan el efecto nocivo del tabaco. En estos casos se recomienda:
- Fumar lo menos posible.
- No fumar dentro de la casa y nunca cerca del bebé.
- Fumar después de una toma, dejando 2 horas de intervalo hasta la toma siguiente.
- Evitar fumar antes de las horas de sueño del niño.